Muchas personas optan por vivir sus vidas en pareja, esto puede ser la fuente de la felicidad si se consigue el equilibrio adecuado, pero si no, puede ser causa de muchos problemas e insatisfacciones en la vida. Hay estudios que demuestran que aquellas parejas que se divorcian no se diferencian en casi ninguna categoría de las que permanecen juntas. Es decir, la probabilidad de separación no se relaciona con la cantidad de desacuerdos ni con los tópicos conflictivos. Lo que distingue a las relaciones sólidas de las frágiles es la forma en que se manejan los conflictos y la capacidad de aceptación de aquello que no se puede modificar.
Veamos algunos momentos que pueden llevar a estas crisis de pareja:
- En los comienzos.
- En los primeros años de convivencia.
- Crisis de la mitad de la vida.
- En la vejez.
No hace daño tener conflictos, lo que hace daño es no saber solucionarlos.